Y no le voy a negar que siento por usted una atracción malsana. Verdaderamente malsana.
Sí, pude empezar a sospecharlo cuando me amputó el seno izquierdo.
Entiendo un aire de resentimiento en su voz y hasta puedo justificarlo. Pero, deberá reconocerlo, tuve la decente precaución de estudiar medicina para poder tratar correctamente sus retiros y mantenerla con vida, así como graduarme de chef para que los platos sean dignos de usted.
De todas maneras no va quedando mucho de mi.
Claro, estamos recorriendo la gran curva de todo devenir humano. La del surgimiento, apogeo y decadencia.
¿Puedo sugerir que esos canapés en los que perdí mis primeros dedos fueron parte de ese "surgimiento" que usted menciona?
Suena interesante como teoría, pero le resta mérito, le aseguro. Si hubiese accedido a saborearlos no los colocaría en un modesto "surgimiento", sonaban soberbios, se lo aseguro.
¿Sonaban?
Sí. Cuando el sabor es tan sublime y sublime es, a su vez, la educación del paladar que los recibe, puedo garantizarle que la experiencia acaba teniendo tal armonía que compromete también el sentido auditivo.
Verdaderamente una desconsideración de mi parte no haberme querido saborear.
Y sí. Y queda poco de usted para que acabe por acceder a tal experiencia. Es el fin último que usted se empeña en despreciar.
Siento curiosidad por esa decadencia de la que habla. No acierto a imaginar qué parte de mi caerá clasificada como tal.
Le seré franco en este punto. Yo tampoco. Como en todo artista, cada paso es un acto y cada acto una creación. No tengo idea, ni quiero tenerla, acerca de lo que haré a futuro. ¿Imagina, acaso, que tengo un plan?
En verdad, ya no lo sé, pero en algún momento lo supuse.
Sinceramente me ofende y hasta casi me insulta. Me está rebajando a la calidad de un abogado, o un contador. Una verdadero acto de maldad de su parte.
Supongo que debería de pedirle disculpas, al menos mientras conserve la lengua, ¿no?
Sería muy apropiado de su parte.
Sí, creo que deberé callar de una vez, parece que a cada paso le hago daño.
Sin embargo no hay mal que no enseñe algo, ¿lo ve?, ahora ha logrado decidirme acerca de qué parte de usted es la que sigue.