sábado, 29 de mayo de 2010

Profecía de un útero en carnaval


—Hola, Mamá. En nombre de tu Dios, dejame vivir donde quieras.
¿Quién quiere un Dios, o dos, o una
Haya sido, madre, algún vulgar poeta olvidado de la mano de la dicha rebelde que ha sido...
Siempre lo mismo.
¿Siempre lo mismo?
Ya lo dijiste.
¿Y soñaste que te ahorcaba con el repasador?
No hay noche en la que no despierte. Habrá olvidos, habrá simpatías, habrá incluso fiestas de esas en las que armamos rompecabezas y lloramos como si nunca hubiera pasado aquello, pero no hay noche en la que despierte virgen de lágrimas.
Mamá, ya fuiste a que te bendigan y volviste ahogada por una aurora llena de profecías de carnaval. Que todos vamos a morir. Que volverías a nacer sólo para escupir en el útero de tu madre a tiempo.
No repitas palabras sagradas a esta hora, sabés que duermen los ángeles y nadie vigila la mala suerte de nuestro egoísmo. Y vos me ahorcabas. Puede que despierte a tiempo, pero no suelo olvidar a tiempo.
Armaría en dos o tres breves instantes algún rompecabezas que incluya a tu juventud alada sobrevolando el barro, pero faltan tantas piezas que apenas si llegamos a un par de ventanas y estanterías de almacén. Cielos ya no quedan.
Cielos ya no quiero.
Armaría bajo la lluvia... esa, la del vulgar poeta, la del cielo gris, la del...
¡Y un carajo!, callate esas palabras a esta hora.
Siempre lo mismo.
Y vos me ahorcabas.
Probemos con alguno de tus repasadores.
Están para lavar.
¿Todos?
No...
¿Cuál no?
Encontralo. Toda muerte hay que encontrarla.
Como los rompecabezas. Como los días y las horas para armarlos.
¿Amarlos?
... profecías de carnaval. Y lo que te costo ese viaje.
¿Y?
Y que si volvías al útero no te iban a dejar pasar la placenta por la aduana.
Nunca te pedí nada. Ni un favor.
Nunca me pediste un beso. Ni ardor.
Vos me ahorcabas.
Dejame respirar y vivir en donde quieras. Con auroras tropezás a cada parpadeo de la razón. Es muy tarde ya para buscar repasadores.
No me acuses de esconder nada. No puedo absolverte de la culpa de no buscar. Cumplir tu sueño o el mío... no hay diferencias, pero a mi dejame en la tan breve dicha de una sola ventana. Cerrada.
¿Cuál es la ventana del útero?
¿Qué importa si está cerrada?