lunes, 14 de mayo de 2012

Memoria en Viaje


A veces cortaba pedazos de almíbar
para igualar las lunas de breteles innegados.
Sentaba hilos de jíbaros,
derrapados en imágenes de televisión incuestionable.
Surcando paladares en favor de un dulce trueno,
ahogaba desilusiones atravesando
los espejos tibios de la mentira.
(Ahondando el tránsito del helado malabar,
jugaban dioses en jardines de nieve y miel.
Llorando en soles y destapando orquídeas,
evanescían el tráfico desquiciado de una vía
láctea de iluminación enverbenada.)

A veces sonreía desde el fondo del silencio,
arremangando las lluvias de la medianoche
y aguantando la respiración
para no mojarme.
(Simplificando el olvido en los caminos,
atravesaba todas las lluvias de azúcar ardiente
recapitulando densidad y vendiendo la esencia,
cumbre obra de la turbación,
en trazo final
de espanto y orquesta.)

miércoles, 9 de mayo de 2012

Fusión


Cielos equiláteros de sabores ensamblados,
lucesvoz enhiesta celebración en clave de ser,
derruidos miedos subterpentean hondos ciegos,
vibraciones abreflores rocíocircundantes al hoy.

Dientes placerpieles surfean sonidos gritos, mas
en fuente serpentina besosmiel desmayan hitos.
Gloria locura de libertasombras sueltas de nos.
Arropo blancoviento de dulzura en vos mayor.

lunes, 7 de mayo de 2012

Las silentes carrocerías enquistadas en sus pareceres


Cambiando sus íntimos derroteros y sus acalambrados juegos de otoño.
Quiero vivir en otoño. Un dorado de aire siempre final.
Quiero sumar fieras oscuras a mi amarillo aislamiento.
Quiero soltar las olas de espuma de la mano de un ciego que sonríe.

Puedo viajar sin tiempo, sin camino, sin ruta.
Aparecer en una mañana como si no hubiese atravesado el ayer.
(Me pregunto qué dibujan las rutas mientras dormimos.)
Se acomoda el universo a nuestro rumbo. Sin muchas certezas.
Cuando el ayer de las valijas llega al futuro del descenso,
nada parece ser
lo que fue guardado alguna vez
en el ascenso.
El aire nuevo (que se nos enrosca en el cuello) quiere ser el mismo,
pero nuestro cuello no lo es. Y lo mira. Ha viajado dibujos dormidos.
La noche no tiene color.
Las miradas son negras.
Y las estrellas,
milagros demasiado altos.

—No te bajes antes de tiempo. Es como faltarle el respeto a un sueño blanco.

Las ruedas son mentiras. Ojos descarnados las luces, viajan más allá.
Toda luz está por delante de nuestros deseos. Y nunca vuelve su brillo atrás.
Las ruedas son mentiras enloquecidas sobre dibujos de colores derrapados.
Nuestras luces dormitan. Deseos en brillo de verde fosforescente delinean
un amanecer que intuimos superpoblado de sueños ajenos.
Y bajamos, buscando el nuestro.
Y las ruedas nos sonríen cansadas. Siempre cansadas.
No preguntan nada. Ni lo saben todo.
Ven nuestras espaldas irse nadando en busca del aire que soñamos.
Sonríen cansadas, tan seguras de sus mentiras que dan envidia.
Sonreímos cansados, tan seguros de nuestro sueño blanco.

Quiero vivir un dorado otoño,
y soltar a las fieras oscuras sobre un mantel de humo espeso.
(Necesitar fuegos blancos entre hipnotismos rojos me aleja de las viejas casas ardientes.)